Me han pasado muchas cosas increíbles este año, pero lo de ayer es algo que aún me tiene con una sensación indescriptible. Más allá del concierto tan genial que dieron los Flaming Lips ayer en el Palacio de los Deportes, más allá allá de haberlos conocido, más allá del set list tan cabrón que se aventaron y poder cantarlo a un lado de ellos, más allá de haber platicado con Wayne Coyne, más allá del vino robado del camerino de Joselo (jeje), más allá de haber estado arriba del escenario, mucho más allá de todo eso, lo mejor fue que no lo esperaba. Ahora compruebo que las cosas más chingonas de la vida, llegan sin que las esperes.
Ayer descubrí algo que nunca olvidaré...
:D
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